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viernes, 3 de abril de 2015

Cierre de blog


Durante poco más de dos años hemos compartido inquietudes, reflexiones y descubrimientos.

En el transcurso de esos dos años hemos podido compartir, reflexiones y proyectos. Ahora que el volumen de cosas que quiero compartir con vosotros ha crecido de forma importante, me he propuesto llevar a cabo una nueva página que me proporcione más autonomía y donde pueda unificar todos mis proyectos, tanto de reflexiones, pinturas como libros.
Os invito a seguirme desde www.36escalones.com

miércoles, 25 de marzo de 2015

Vampiros energéticos


Me siento hoy ante las teclas de mi portátil para intentar responder a una preocupación cada vez más extendida.
Cada vez con mayor frecuencia escucho a gente que busca fórmulas para protegerse de los llamados vampiros energéticos. El término está tan extendido en la actualidad que supongo que conocéis sus connotaciones, pero por si acaso no fuese así, aclararé que se trata de esas personas con las que interactuamos y que nos descargan de energía haciendo que nos sintamos cansados y enfermos. Personas que posiblemente constituyen en si mismas el fundamento de mitos como el vampiro o los zombis.
No hace mucho una amiga me pedía consejo al respecto. Esto me preocupa, en primer lugar porque creo que no deja de ser síntoma de una humanidad que vive con miedo, y en segundo lugar, porque ese miedo es tierra de cultivo que propicia una actitud de defensa que no conduce a otra cosa más que a la más absoluta desconexión.
El imaginario popular ofrece multitud de fórmulas que vienen a dar respuesta a esta inquietud: Ponte este amuleto, cúbrete mentalmente con una pirámide, haz este o aquel gesto. Todas ellas tienen algo en común, son fáciles y rápidas y como esta sociedad que vivimos parece que, cada vez más, solo acepta y atiende a las respuestas inmediatas y sin esfuerzo, es fácil convencer a la mayoría que en alguna de esas fórmulas está la solución.
No entraré a discutir el fundamento mismo de estos métodos, no seré yo quien discuta el poder de una creencia en un universo mental. Sin embargo si quiero llamar la atención sobre un hecho cierto, en el supuesto de que, mientras podamos mantener la imagen de una pirámide a nuestro alrededor, estuviésemos a salvo ¿cuánto tiempo podemos permanecer aislados? Por otro lado, si nos involucramos de lleno con la intención de protegernos, cuando no podamos hacerlo, porque no podemos permanecer por siempre aislados, ¿no seremos más vulnerables al mismo miedo que provocó la necesidad de protegernos?
Lo que digo es que nuestra realidad se crea a base de propósitos e intenciones, y que el mismo hecho de querer protegernos nos mete de cabeza en la intención equivocada.
Así que espero que no os dejéis convencer por cantos de sirena, no servirían para otra cosa más que para confundiros más aun.
En realidad solo existe una forma de estar a salvo del vampirismo energético y es ENTENDIENDO. Entendiendo como funcionan las cosas, entendiendo por qué nos robamos energía y entendiendo la razón por la que nos la dejamos arrebatar.
Debemos comprender que al igual que nuestro cuerpo para sobrevivir necesita alimentarse y para ello dispone de lo que llamamos instinto de supervivencia, también nuestro cuerpo energético necesita alimentarse y dispone de un instinto similar.
A un niño o a un animal pequeño no necesitas enseñarle que debe intentar alimentarse. A lo largo de su vida le enseñaremos a hacerlo de forma adecuada, pero sin necesidad de aprendizaje alguno, llorará o buscará algo que succionar.
Como decía antes también nuestro cuerpo energético tiene necesidades y busca satisfacerlas, solo que estamos tan desconectados de nuestra energía que pocas veces somos conscientes de sus actos.
Lo primero que debemos entender es qué es y cómo funciona ese cuerpo energético. Se trata en definitiva de energía, energía consciente (que posiblemente sea la naturaleza de toda energía).
Solo existe un tipo de energía, la multitud de formas de energía que conocemos no son más que distintos estados a los que se llega sometiendo esa energía a distinta frecuencia de vibración. La energía sometida a distintas frecuencia vibracionales adquirirá distintas propiedades que fluctuarán desde la más alta y sutil energía luminosa, hasta la más opaca y densa materia. En realidad todo nuestro mundo es solo una cuestión de frecuencia vibracional de la energía.
Llegados a este punto, para entender cómo funciona nuestro cuerpo energético, debemos comprender la ley de resonancia.
Esta ley es la que explica que si en una habitación tenemos una serie de instrumentos que afinamos en distintas frecuencias, al hacer sonar uno de ellos, el resto de instrumentos afinados en la misma frecuencia vibrarán sin necesidad de que nadie los toque, sin embargo no lo harán aquellos que estén afinados en una frecuencia distinta.
Esto es de suma importancia, pues es el fundamento de todo movimiento energético y la base para entender lo que ocurre y cómo hacer para evitar efectos indeseables.
Jesús dijo que quien estuviera con él no sentiría sed jamás, que él mismo se convertiría en una fuente inagotable para los demás. ¿A qué se refería Jesús con esto? En realidad él intentaba decirnos que si le escuchábamos y seguíamos su ejemplo y consejos, nuestra vibración estaría afinada con la del universo, y que entonces no necesitaríamos robar energía, tendríamos toda la que necesitáramos siempre.
Os muestro algunos ejemplos.
La misma conversación con la samaritana donde pronuncio las palabras a las que me he referido eran un claro ejemplo.
...“Si conocieras el don de Dios, y quién es el que te dice -dame de beber-; tú le pedirías y él te daría agua viva”. La mujer le pide “Señor, dame esa agua, para que no tenga yo sed, ni venga aquí a sacarla” y él le dice -llama a tu marido y ven acá-.Respondió la mujer y dijo -no tengo marido- y Jesús le dijo -bien has dicho -no tengo marido-, porque cinco maridos has tenido y el que ahora tienes no es tu marido, en esto has dicho con verdad.
¿Por qué traigo a colación este pasaje?, pues porque donde la iglesia ha visto durante siglos una reprimenda moral, yo veo un claro ejemplo ayuda a una mujer que no conservaba ninguna relación porque posiblemente se trataba de una vampira energética.
Os muestro algunos ejemplos más de sus enseñanzas para que pudiésemos mantenernos conectados.
"No te preocupes por mañana, a cada día le sobra su afán".
"Ten fe en que lo que quieres sin duda se ha de cumplir, que tu corazón no albergue dudas y si dices a esta montaña quítate de aquí y échate al mar, lo hará".
"No temas, porque lo verdaderamente importante no te lo puede quitar nadie".
"Tomad ejemplo de mí que soy manso".
"No juzguéis para no ser juzgados"....
Pero ¿por qué insistía Jesús en todo esto? Nos empeñamos en pensar que nos estaba imponiendo normas cuando lo que posiblemente estaba haciendo era ofrecernos recursos y soluciones.
Aquí es donde hay que explicar cómo funciona la energía de la que estamos compuestos y de la que dependemos.
Del mismo modo que ocurre con los instrumentos, también nosotros podemos tomar la energía que vibra en la misma frecuencia que nosotros. Ya aclaré anteriormente, que si nuestra vibración es muy alta y en nosotros no existe miedo, rencor, duda, preocupación o cualquiera de esas emociones que nos bajan la frecuencia, tendremos toda la energía que necesitemos, incluso nos podremos permitir el lujo de regalar un poco a quienes nos rodean.
Ahí es donde deberíamos intentar permanecer. Pero la mayoría de la gente se preocupa por el futuro y sobre todo por el pasado, tenemos miedo, dudas y otros sentimientos desestabilizadores. Así que la mayor parte del tiempo permanecemos desconectados. Pero como una gran cantidad de personas se encuentran en esta situación, lo habitual es que, a través de las relaciones sociales, haya un intercambio de energía. En esta franja es donde cuando alguien está bajo de energía y su vibración es también baja por cualquiera de los sentimientos descritos anteriormente, necesitará bajar la energía de su interlocutor para poder robársela, entonces le hará sentir culpable, le insultará o le contará (siempre por tu bien, claro está), que tenga cuidado porque puede perder su relación, que no se fíe de fulanita o de menganito porque habla a sus espaldas..., en definitiva intentará que sienta miedo.
Cualquiera de los sentimientos anteriores nos desconecta de la energía universal y baja nuestra frecuencia vibratoria. De este modo estará colocándonos justo en su nivel de vibración para poder alimentarse de nosotros, bueno pues ya podemos acostarnos porque seguro que nos deja para el arrastre.
Por último, hay una franja de personas tan desconectadas que ni siquiera puede alimentarse de esta energía, son los psicópatas y la gente realmente malvada, esos individuos necesitan alimentarse de la energía que provoca el pánico y el dolor ya que cualquier otra energía no está a su alcance.
Sé que esto es extenso y requiere de mucha meditación para llevarlo a cabo, pero entenderlo es la única forma en la que realmente podremos equilibrar nuestras vidas.
Ninguna forma de protegernos dará nunca resultado, porque al intentar hacerlo nuestra mente está concentrada en el miedo a perder esa energía y ese mismo sentimiento de miedo será el que baje tu vibración al nivel de poder ser robada por cualquiera.
 
Es como cuando tememos enfermar. Por eso se ha dicho, de una u otra forma, en multitud de creencias y opciones filosóficas “el universo no comprende la negación”, si piensas -no quiero enfermar-, él traducirá -enfermar-. Simplemente estaríamos dibujando una imagen mental y esta sería la de la enfermedad.
Decía Teresa de Calcuta “no me invitéis a una marcha en contra de la guerra, no iré”, “invítenme ustedes a una marcha por la paz”.
Así que después de todo lo dicho, espero que hayáis comprendido que si queremos estar a salvo y que nadie pueda robarnos la energía, deberemos enfrentarnos a la muerte en nuestra propia mente y superar el miedo. Debemos ser confiados, saber que todo está en su sitio, que lo que traducimos como malo no es tal, es solo una parte del puzzle a la que no encontramos sentido porque no podemos ver mas que una esquina del rompecabezas. Solo viendo el puzzle completo podremos comprender que esa hoja o esa rama que no sabíamos donde encajaba tenía su lugar, pero para eso tendremos que esperar, tal vez a estar suficientemente arriba como para poder contemplar el puzzle en su totalidad.
Mientras tanto, vive sin miedos, confiado/a, con amor y paz. Olvida todo lo malo, no recuerdes el pasado ni temas al futuro, perdónalo todo y no hagas planes y el cielo se ocupará de alimentarte y darte suficiente para que tú incluso puedas regalar.
 

sábado, 14 de marzo de 2015

Latifa, hermosa cruzada

Hola de nuevo, estos días estuve intercambiando opiniones e interpretaciones sobre textos evangélicos. Sí, supongo que pensaréis que no es esta mi habitual forma de llegar a reflexiones, sin embargo el tema me dio que pensar.

Veréis, creo que algunas personas, más que buscar desentrañar las profundas enseñanzas que se puedan esconder en muchos de estos textos, buscan en ellos un asidero conveniente para afianzar aquellas ideas que puedan resultarles cómodas o convenientes.

Esto conduce irremediablemente a que estos textos se conviertan en una excusa para el propio inmovilismo más que en un aliciente para la búsqueda de la propia evolución.
Estimo yo que debiéramos ser humildes y pensar que nuestra interpretación sobre un texto, que por otra parte no deja de ser la interpretación de otra persona sobre lo que algún maestro hizo o dijo, no es exactamente palabra de Dios. Es eso, una interpretación que parte de inicio de nuestra más profunda ignorancia unida a la ignorancia de algunos otros seres humanos. Debiéramos pues plantearnos poner en duda constantemente nuestra visión sobre ellos, sin confundir este ejercicio de autocrítica con la puesta en entredicho de la divinidad misma.

Quizás lo que tenemos que discutir y poner en entredicho continuamente es nuestra limitada capacidad de entendimiento y no pensar que aquello que interpretamos en su momento constituye una verdad absoluta.

Entretanto solo podemos intentar que nuestros juicios sean escasos y cuando debamos emitirlos, lo hagamos desde el corazón.
¿No era exactamente eso lo que pretendía decir Jesús en el siguiente pasaje?

“...Y si para no violar la ley de Moisés un hombre recibe la circuncisión en el día de reposo, ¿por qué estáis enojados conmigo porque sané por completo a un hombre en el día de reposo? No juzguéis por la apariencia, sino juzgad con juicio justo.”
Yo entiendo aquí que Jesús invitaba a que las “leyes” pasaran por el filtro de nuestro corazón. Y como quiera que nuestro corazón dista mucho de ser perfecto ni de estar libre de ego, a cada paso que damos en nuestro camino de evolución, cada vez que dejamos atrás una atadura del ego, debiéramos plantearnos por completo nuestra interpretación de cada una de las líneas que componen dichas escrituras, sin confundir esto con poner en duda la línea misma.

Traigo a colación esto porque, salvando las distancias, cuando he intentado compartir opiniones y diferencias de interpretación sobre alguno de estos textos, me he encontrado con una barrera infranqueable, donde la duda sobre la interpretación era entendida como duda sobre la veracidad del texto y donde los argumentos usados para ejemplificar la posibilidad de ese error de interpretación, eran entendidos como una falta de respeto hacia mi interlocutor.

Como digo, salvando las distancia, que no es mi intención hacer ningún símil entre ambas situaciones, sme vino a la cabeza la cruzada que está llevando a cabo en los colegios franceses con población musulmana, Latifa, la madre de Imad, primera víctima de Mohamed Merah.
Esta mujer está usando su tiempo y su esfuerzo a intentar explicar a los niños musulmanes de esos colegios, que lo que escuchan de la yihad no son verdades inamovibles, sino interpretaciones sesgadas de textos que han pasado por un filtro mental enfermo. Que posiblemente estas personas encontrarían justificación para sus actos en cualquier texto, novela o poema, pues nadie puede entender más allá de lo que ya forma parte de su propia realidad interior.

Me gustaría poner un ejemplo de este juzgar con juicio justo al que me refiero y para ello voy a tomar una sentencia que ningún creyente de ninguna religión pondría en duda.
DIOS ES JUSTO Y MISERICORDIOSO

Esta, convendréis conmigo, es una afirmación compartida por Judíos, Cristianos y Musulmanes.

Yo usaré las enseñanzas de Jesús para analizarla, porque es ahí donde encuentro mi camino de crecimiento, lo que no significa que otros no puedan hallar argumentos de reflexión en otras enseñanzas o textos.
¿Hace referencia esta sentencia a una realidad, o se trata de una adaptación de la deidad a nuestros propios intereses, a fin de que podamos comprenderla y que nos resulte cómoda  y tranquilizadora?

Dejadme que lo explique con la siguiente reflexión.
Hemos creado un Dios a nuestra imagen y semejanza y lo juzgamos como juzgaríamos nuestro entorno o a nosotros mismos, pero si lo pensáis un poco comprenderéis que si perdonas a alguien inocente no eres misericordioso, eres justo, pero si perdonas a un culpable eres misericordioso pero no justo. ¿No lo veis? Cuando creemos en un Dios justo y misericordioso realmente queremos decir que queremos que Dios sea justo con quienes cometieron faltas con nosotros, pero misericordioso con las faltas que cometimos nosotros. No podemos entender a Dios porque lo vemos desde nuestra pequeña realidad separada. Yo creo que Dios es solo misericordia, solo conciencia amorosa.

Usando los textos evangélicos, os invito a reflexionar sobre que quien dice a Pedro: «Envaina la espada, pues quien a hierro mata a hierro muere», fue el mismo que dijo que no venía a juzgar y que no juzgásemos si no queríamos ser juzgado. Así que no debía referirse a la misma justicia a la que solemos referirnos nosotros.

Hay un par de ejemplos en los evangelios que ilustran bien lo que digo, como la parábola del hijo pródigo y la de los viñadores.

La parábola de hijo pródigo es bien conocida por todos, así que no me extenderé explicándola. La de los viñadores ha sido menos usada, así que hago una somera descripción.

Se trata de un viñador que sale a buscar trabajadores para su viña. Contrató una serie de obreros y acordó con ellos el precio de una moneda por el día de trabajo. Pero durante el día, a distintas horas, fue contratando otros obreros. Al final de la jornada comenzó a pagar el salario, comenzando por los últimos contratados, a los que les pagó el salario de un día completo. Por eso cuando llegaron los que fueron contratados primero, estos esperaban recibir más. Pero cada uno de ellos recibió también la paga de un día. Comenzaron a murmurar contra el propietario, a lo que este les dijo: no estoy cometiendo ninguna injusticia con vosotros. ¿No aceptasteis trabajar por esa paga?, si quiero dar al último lo mismo que a vosotros, ¿habéis de ver con malos ojos que yo sea generoso?».

Ilustrativo ¿no?

Creo que lo que Jesús quería decir es que la condición para entrar en el reino no era el resultado de ningún juicio, sino de la libre voluntad del interesado para hacerlo. Creo también que, a través de distintas experiencias vitales, aprendemos sobre otras tantas situaciones personales. Así que creo que la justicia consiste en que el asesino debe experimentar los sentimientos de la víctima y el opresor los del oprimido, de ahí la recomendación "no juzguéis para no ser juzgados". No creo que se refiera al juicio divino sino a la necesidad de experimentar en esta u otra vida las circunstancias y sentimientos que hoy haces vivir a otros. No deberíamos entonces preocuparnos demasiado por la justicia ajena, pues al final todo el mundo terminará entendiendo que lo que golpea a uno hiere a todos.

Sirva pues la presente reflexión como apoyo a la valiente Latifa en su titánica cruzada.
 

jueves, 12 de marzo de 2015

AJENJO (Capítulo I "El desconcierto")


En estos momentos y por un tiempo limitado, estoy llevando a cabo cambios en mi web a fin de adaptarla y ofreceros una página más interesante e interactiva. Por ello, y durante el tiempo necesario para concluir dicho proceso, os adjunto aquí el capítulo I de Ajenjo, que ya teníais disponible en la mencionada web.

 
 

1.ª Parte

(El misterio)

Tomás, logión 10.—«He lanzado fuego sobre el mundo y he aquí que espero a que prenda».

 

Capítulo I

(El desconcierto)

 
Tomás, logión 49.—«Bienaventurados los solitarios y los elegidos porque encontraréis el reino. Como sois de él, de nuevo iréis allí».
 
 
 
Desde la terraza de la cafetería Blanca miraba la rampa de lanzamiento ahora desierta. Hacía un mes que había estado allí mismo, mirando emocionada cómo un cohete despegaba para recorrer parte de ese espacio que siempre le había fascinado. Tal vez, pensó, si las circunstancias hubiesen sido otras, ella misma podría haber ido en un cohete como ese.

Pero el destino había tenido otros planes para ella, y estaba bien, no se quejaba, era su hijo quien surcaba el espacio en esos momentos.

Pensó en la curiosa forma en la que el universo iba entrelazando sus hilos, hasta componer un tapiz tan bello al final como incomprensible a priori.

Jamás hubiese imaginado, cuando contaba con la edad que ahora tenía su hijo, que la vida le iba a conducir a ese lugar tan alejado del que hasta hacía tan solo dos años había sido su hogar.

Blanca era una mujer de cincuenta y tres años, de ojos color chocolate con leche y mirada profunda, cabello ondulado a media melena, que en su origen había sido castaño con un ligero tono cobrizo y que ahora llevaba salpicado de finas mechas para disimular las incipientes canas.

Ese día vestía pantalón vaquero, botas altas de medio tacón color cámel y jersey largo del mismo tono, coronado por un amplio cuello que le caía en cascada dibujando una gran vuelta.

Asintió en silencio a sus propios pensamientos, sí, definitivamente había tenido una buena vida junto a José y había criado dos hijos estupendos. La menor, Anabel, estaba rodando una película en la selva brasileña ¿o peruana?, nunca lograba recordarlo. El mayor, Javier, se había convertido en astronauta y culminaba en esos momentos su sueño tras conseguir un puesto en la última misión espacial de la Nasa.

En momentos como ese era cuando más echaba de menos a su esposo, muerto de un infarto de miocardio hacía ahora tres años. A partir de entonces Javier y Andrea, su nuera, se habían convertido en su familia más cercana. Bela, que así le gustaba a Anabel que la llamaran, andaba siempre de acá para allá, así que cuando ellos se trasladaron a Estados Unidos y le propusieron que les acompañara, aceptó de inmediato el ofrecimiento. Pensó que tal vez podría ser un apoyo para Andrea cuando Javier partiera al espacio, o tal vez esa había sido una excusa tan buena como cualquier otra para permanecer al lado de su hijo.

Así era esa providencia con la que había aprendido a convivir y a la que había acabado por respetar, como hubiese dicho Rebeca, una amiga cubana, «¡Ay m’ija!, lo que sucede conviene».

En realidad, en esos momentos de su vida, cuando iniciaba el camino de reencuentro consigo misma, ya no deseaba mucho de este mundo. Tal vez, contemplar el rostro de su hijo descubriendo el cosmos desde esa pequeña cápsula, de la única forma en la que ella creía que se podía llegar a descubrir algo, desde la distancia.

Blanca giró sobre sus talones, y tras detenerse unos instantes a observar la pantalla de televisión, a través del cristal de la cafetería, se volvió para mirar a su joven acompañante.

—Andrea, dime, ¿qué piensas de todo esto, crees que se acabará el mundo?

Dio un sorbo a su taza de café, mientras observaba imágenes del circo que se había montado a raíz de las tan llevadas y traídas profecías mayas.

Andrea era una chica menuda y morena, de enormes ojos verdes enmarcados en negras pestañas que conferían una gran viveza y profundidad a su mirada. Era sin duda el rasgo más destacado de un rostro agradable.

—Bueno Blanca, pues no se qué decirte, no es la primera vez que vivimos un fin del mundo. Me cuesta trabajo creer en esos vaticinios.

—¿Y si las otras veces también hubiese sido cierto?

Blanca planteó la interrogante a modo de pregunta retórica.

Andrea guardó silencio, tal vez a la espera de que continuara con su argumento, pero cuando se convenció de que no sería así, suspiró y movió la cabeza incrédula. Quería a Blanca, pero a veces le costaba entenderla.

Olvidó enseguida el tema cayendo en la cuenta de la hora que era.

—Blanca tenemos que entrar. Dentro de cinco minutos abrirán las comunicaciones.

Blanca dejó su taza en la mesa de la terraza y siguió a Andrea sin poder ocultar su nerviosismo. La anticipación del momento que estaban a punto de vivir había instalado un vacío en un lugar indeterminado de su vientre.

Blanca y Andrea eran dos mujeres muy distintas que, quizás justamente por eso, habían aprendido a quererse y a respetarse profundamente.

Ese día ambas mujeres estaban unidas por algo más que la mutua simpatía, ese día esperaban impacientes la oportunidad de volver a escuchar la voz de la persona amada.

Poco después de llegar a Florida, Andrea se había hecho cargo de un nuevo programa de divulgación científica puesto en marcha por el departamento de Física del Centro Espacial, así que ahora ella también trabajaba allí, por lo que estaba bastante familiarizada con aquel recinto.

Mientras caminaban deprisa por el largo pasillo que llevaba a la sala de control, al pasar junto a uno de los grandes ventanales, Blanca se detuvo un instante dejando que Andrea se adelantara, luego aceleró el paso para colocarse de nuevo a su lado.

—Vaya, por un momento me ha parecido percibir un extraño efecto luminoso, no se, ha sido como si el sol se desdoblase. Últimamente se me repiten esas extrañas sensaciones, seguramente estará relacionado con ese dichoso glaucoma de herencia paterna, tendré que hacer que me revisen la tensión ocular.

—Pues deberías tomártelo en serio, esa enfermedad puede resultar muy traicionera.

Cuando entraron todo estaba a punto en la sala de control. John, el marido de Hanne, y Maggie, la mujer de Robert, los dos compañeros de viaje de Javier, ya estaban allí.

A lo largo de tres grandes hileras, otros tantos distribuidores continuos, en tonos gris metalizado, unían medio centenar de puestos de control individuales. A Blanca le pareció el escenario de una de aquellas películas de ciencia ficción con las que se había deleitado cuando era más joven. Desde luego aquel recinto guardaba poco parecido con aquel otro que recordaba haber visto una y otra vez, y donde, tal vez mucha más gente, se afanaba en conseguir una buena comunicación con el Apolo 11, en esos momentos sobre la superficie lunar.

Carlos, el jefe de operaciones ya estaba colocado delante del panel de control junto a uno de los técnicos, un joven alto y rubio de aspecto algo desgarbado. En cuanto las vio llegar les hizo un gesto para que se acercaran. El protocolo de comunicación ya había comenzado, pero aún tardaron unos minutos en ultimar los detalles. Poco después, un galimatías precedió a un ruido de fondo y luego pudo escucharlo alto y claro. Andrea se acercó a la mesa de control un poco más:

—Hola, ¿que tal por ahí?

—Javier, Javier, ¿eres tú?

Otro ruido de fondo y luego una voz nítida y clara.

—Hola cariño, claro, no hay mucha más gente por aquí arriba.

La risa que culminó el comentario, fue una clara constatación del buen humor que parecía reinar en el seno de aquel pequeño grupo espacial.

Aquella pequeña broma fue festejada por los miembros del equipo de control, tal vez como vía de escape a la tensión acumulada.

—¿Cómo estás?

Andrea tuvo que aclararse la voz, posiblemente para mantener los nervios a raya, antes de contestar:

—Bueno, muy contenta, aunque tengo que reconocer que un poco nerviosa, ¿y por ahí arriba?

De nuevo la voz clara de Javier, que parecía estar en la sala de al lado. Blanca no pudo dejar de sorprenderse ante lo increíble de los avances en comunicaciones en los últimos tiempos. Recordaba aquel aire añejo de las voces con timbre metálico. Ahora parecía que las comunicaciones bien pudieran estar manteniéndose entre dos salas contiguas.

—Esto es impresionante, ojalá pudieses estar aquí para verlo. ¿Sabes?, desde esta distancia los pequeños problemas de ahí abajo adquieren otra dimensión.

Por un momento no se escuchó una mosca, la trascendencia del momento había contagiado a todo el mundo en aquel recinto. Fue de nuevo la voz de Javier la que rompió el hechizo

—¡Ah!, no te lo vas a creer, pero hasta tenemos bolsitas especiales de cava para celebrar el fin del mundo.

A través de los altavoces se escucharon de nuevo las risas divertidas de los tres astronautas, mientras las felicitaciones se sucedían a lo largo de aquella extraña sala.

—¡Tengo tantas ganas de volver a verte!

A pesar de su fortaleza, Andrea no pudo evitar un punto de emoción que quebró ligeramente su voz.

—Bueno cariño, ya estamos en órbita. Es cuestión de un par de semanas, pronto nos veremos.

—Bueno Javi, parece que no hay mucho tiempo y no puedo acaparar el comunicador, Maggie y John esperan su turno. Te quiero.

Andrea se alejó un poco para dejar espacio a Maggie, sin embargo ésta no había hecho más que empezar a hablar cuando algo ocurrió. Se interrumpió un momento el suministro eléctrico, y luego silencio…

miércoles, 25 de febrero de 2015

Ego e iluminación


Hola de nuevo a todos.
Comentaba mi amigo Carlos en la  entrada anterior que solo me faltaba dar alguna indicación de como superar el ego.
El tema me ha hecho reflexionar, en primer lugar sobre el hecho de que para dar una fórmula debía haberme funcionado y para ello debía yo anunciaros ahora mismo "amigos he superado el ego", claro que si lo hiciera tal vez estaría admitiendo implícitamente mi incapacidad para tal tarea.
Como digo, pensando (que por otro lado es una forma más de no poder superar el ego) he llegado a la conclusión de que, si acaso algo útil podía hacer a este respecto, era intentar identificar algunas de las muchas apariencias más o menos sutiles de esta sombra que nos acompaña y que usurpa nuestro ser siembre que encuentra ocasión.
Este sería pues sin duda el primer escollo, hay tantas oportunidades y posibilidades de distracción en este mundo que vivimos y transitamos, que resulta tarea harto complicada permanecer alerta. La mente, portadora de ese parásito al que denominamos ego, está presta a actuar en cualquier momento y aprovecha cualquier oportunidad que le ofrece la miríada de estímulos exteriores, para adormecer los sentidos y coger las riendas de nuestro disco duro.
Por poner un ejemplo que en estos momentos tal vez nos sea de más fácil comprensión, al tiempo que me permito hacer un pequeño guiño al amigo Carlos, podríamos decir que en este baile interactivo, la mente es el pirata informático y el ego el virus. El pirata aprovechará cualquier programa, enlace, correo o dispositivo externo para introducir en nuestro sistema ese virus, disfrazado de mil programitas distintos. Este irá actuando en nuestros archivos y disco duro sin que nosotros podamos detectarlo hasta que haya provocado un buen desaguisado en nuestro sistema. En ocasiones, semejante estropicio no podrá enmendarse sin un formateo completo del equipo.
¿Qué hacer entonces? Mi marido, que es informático,  siempre me recomienda que no instale programas gratuitos, que lea todo bien y que no abra correos cuya procedencia ignoro. En definitiva, que limite este tipo de trasteo a un uso práctico y comedido de los recursos, sin dejarme seducir por los miles de estímulos diarios que pretenden venderme otras tantas necesidades ficticias, junto a las herramientas que darán satisfacción a las mismas. Me advierte de continuo que estas pequeñas aplicaciones aprovecharán la ocasión para inocularme de forma silenciosa esos pequeños programas perniciosos que irán socavando poco a poco mis recursos.
Atendiendo estos sabios consejos quizás podamos encontrar algunas claves para, primero identificar convenientemente esos virus ególatras y luego neutralizarlos convenientemente.
Debiéramos empezar por simplificar de forma sustancial nuestra pisque a fin de identificar los pocos programas necesarios que vayamos usando en nuestro cotidiano deambular por este incierto mundo.
Todos somos conscientes de que cuando nuestro interés en este mundo pasa única y exclusivamente por medrar en nuestros intereses y caprichos estamos instalados claramente en uno de esos programas de ego. Más este tipo es de fácil identificación, pues aparece comercializado directamente con el logo de la calavera en su icono de instalación.
Sin embargo no todos esos virus son tan obvios, veamos por ejemplo uno de ellos, de común uso e instalación, pero de mucho más difícil identificación. Me refiero a ese que se instala junto con los programas solidarios. Sí, efectivamente, estos programas cuya bondad no pondríamos en duda, vienen, en multitud de ocasiones, acompañados de un avieso virus que actúa sibilinamente pero que cuando venimos a darnos cuenta nos ha instalado un programa de ego tan eficaz y pernicioso como el del primer caso analizado. Hay que estar muy atento a las señales pues  estos programas  empiezan sugiriendo y luego exigiendo algún tipo de compensación por cada acción desarrollada por el programa solidario principal. No tiene porque ser una compensación económica, este tipo sería quizás demasiado obvio y fácil de detectar, se puede disfrazar sin embargo de exigencia de agradecimiento o incluso de expectativa de reacción o efecto transformador en la persona objeto de alguna de las acciones puesta en marcha por el programa solidario.
Además, conforme vayamos cogiendo destreza en nuestro conocimiento del sistema que usamos, los piratas que, no olvidemos, en nuestro caso hemos instalado directamente en el salón de nuestra casa con acceso directo a todos nuestros equipos, irán desarrollando nuevos virus cada vez más eficaces, sutiles y difíciles de detectar. No podemos obviar que están usando los recursos de nuestro propio aprendizaje para su desarrollo.
Así,  podemos llegar a un curioso bucle donde, podría darse el caso de que hayamos podido controlar los programas de ego más burdos y posteriormente hayamos desinstalado poco a poco todos aquellos disfrazados de programas de agradecimiento o transformación de vidas ajenas, y cuando lleguemos al convencimiento de que lo único que realmente queremos y necesitamos es SER conscientes para trascender a la ilusión del pensamiento, nos encontremos con una nueva generación de virus.
Esta resulta quizás la más sutil, pues hasta sus efectos son de difícil detección, sin embargo son muy peligrosos pues no te permitirán acceder a tu sistema operativo. Con esta nueva generación de virus, te pasarás horas, días, meses e incluso años intentando acceder a tu sistema con la sola intención de conectarlo, para descubrir que cuanto más lo intentas menos responde.
Llegados a este punto solo hay algo que puede desbloquear el sistema, desconectarlo y volverlo a conectar en modo prueba.
Solo llegando a  entender que todo cuanto nos rodea no son más que invenciones de nuestra propia mente dirigidas a  engañarnos, convenciéndonos de que se trata de necesidades reales para, de esta forma, vendernos a posteriori cualquiera de los virus solucionadores, podremos empezar a actuar en consecuencia.
¿Cómo? Formateando el equipo y dejando una conexión abierta, pero sin programa alguno que lo traduzca, se trata de escuchar los impulsos que llegan cuando no hay instalado ningún programa de expectativas, de miedos ni  de rencores. Nada más arrancar, debemos instalar  el sistema operativo del amor puro (no temáis, este es un programa de lo más seguro), luego lo conectamos a la nube para que nuestro equipo esté disponible y pueda ser usado desde ella sin restricción alguna.
Solo hay una cosa que pueda decir para, tal vez,  dar luz a este dilema.
Si perseguimos iluminar nuestro SER debemos entender que la luz es como una mariposa, si corres tras ella siempre volará un palmo por delante tuya. Párate, no corras en pos de nada, solo escucha y ve allí donde te indique esa conexión que instala su altavoz en el corazón, lee las instrucciones y síguelas, luego cierra todos los archivos y deja de nuevo libre la conexión. Solo así, en silencio, la mariposa tal vez se pose en tu hombro.

martes, 3 de febrero de 2015

Ser o no ser


La verdad es una tierra sin caminos, así que sólo a veces la experiencia de la búsqueda personal de alguien puede ser útil a alguien que empieza a buscarse.


SER O NO SER, esta simple frase conocida y usada innumerables veces, encierra la mayor verdad del Universo, pues sólo alguien realmente libre puede decir que ES, y ese es en realidad el único propósito de nuestra vida, ser absoluta y realmente LIBRES.

Pero tendemos a creer que no somos nada si no pensamos, pues creemos que somos lo que pensamos, sin embargo la verdad es que SOMOS cuando no pensamos, pues al pensar, es en realidad nuestro Ego quien usa nuestra mente menor para darnos respuestas supuestamente racionales, a las que cuelga el cartel de imparciales. Pero no lo son, porque nuestra mente menor no es libre en absoluto, es esclava del poder, del miedo, de los condicionamientos sociales disfrazados de cultura, tradición o costumbre y de toda la domesticación de la que hemos sido objeto a lo largo de muchas vidas.

SOMOS cuando no pensamos, porque si apagamos nuestra mente menor, nuestra mente mayor, que no tiene su centro en el cerebro sino en el corazón, es quien toma el control y solo entonces podemos llegar a SER, el Ser superior que somos en realidad, el que és libre por naturaleza.

Lo importante que hemos de aprender en esta vida consiste en que: para llenarte has de vaciarte por completo, para ganar has de perderlo todo, para saber has de olvidarlo todo y no saber nada y para conseguir has de no desear nada, sino solamente estar y ser.
 

 

martes, 13 de enero de 2015

Dios y el fundamentalismo religioso


Hola de nuevo a todos.

En estos últimos días todos estamos intentando asimilar una de esas acciones que a la mayoría de los seres humanos nos deja el sabor amargo de la irrealidad.

Muchas cosas pueden hacernos sentir mal, pero pocas producen tanto malestar como aquellas que no somos capaces de comprender o cuando las pequeñas realidades de gente sin capacidad para ver más allá de sus narices se interponen en lo que nosotros considerábamos valores universales.

Quisiera hoy, en consecuencia, analizar esta realidad desde un punto de vista mucho más amplio, a fin de intentar descubrir con vosotros el sinsentido y la estupidez de estas acciones.

Y digo bien, creo que este tipo de acciones, vengan de donde vengan,  las reclame quien las reclame y crean tener la justificación que ellos consideren oportuna, no solo se pueden calificar de  barbarie, sinsentido o salvajismo, sino también y sobre todo de estupidez.

Voy a intentar explicar con la siguiente reflexión porqué utilizo este adjetivo.

Desde el principio del pensamiento humano, todas aquellas personas o colectivos que se han dedicado a indagar en la realidad trascendente de nuestra especie, intentaron advertirnos de que la comprensión de la divinidad quedaba fuera del alcance del ser humano.

Nos dijeron que Dios creó al hombre a su imagen y semejanza y nosotros entendimos que el hombre debía encerrar la deidad en el humilde cascarón que reviste nuestra temporalidad. Pero nadie nos había dicho que ese cascarón fuese nuestra identidad, de hecho si algo nos advirtieron esos mismos maestros fue que no confundiésemos contenido y continente.

En ese camino por entender de forma equivocada la trascendencia que se nos escapa, comenzamos a crear pequeños y miserables dioses por  doquier con tal falta de límites en el proceso, que hasta los españoles llegados a tierras americanas fueron considerados como tales.

Hoy os propongo hacer un esfuerzo por salir de esa caja restrictiva y acercarnos a esa trascendencia como lo haría un niño, sin los límites sociales impuestos.

Intentemos centrarnos para ello en la que, hasta el momento, se tiene como la teoría más cierta de lo que pudiera haber sido el principio de todo lo que conocemos como nuestro mundo.

Al principio fue una partícula de luz, una partícula energética tan densa que, por algún motivo que aún no conocemos estalló en un Big Bang creando a su paso tiempo y espacio.

Y ¿de qué forma lo hizo?, pues a la luz de lo que sobre el comportamiento de la energía y la materia conocemos, parece que es la frecuencia de vibración de esa energía la que determina sus características, y están van desde la más sutil energía hasta la más densa materia.

La vibración es sonido, por tanto no sería descabellado considerar en este contexto la siguiente afirmación (Al principio era el verbo y el verbo estaba en Dios, y el verbo era Dios, por él han sido hechas todas las cosas, y sin él nada de lo que existe ha sido hecho).

En este proceso no obstante, existe otra interrogante, si convenimos que somos seres conscientes, y que la consciencia es algo distinto a la luz y la materia ¿En qué momento de este proceso apareció la consciencia?

También podríamos convenir que la consciencia no es algo distinto a la luz y a la materia, que es otra forma de la energía, pero así también llegaríamos al mismo punto.

El punto en cuestión es que, salvo que a alguien se le ocurra un motivo por el cual la consciencia pudiera haber aparecido de la nada, en un momento X de ese proceso de creación, lo más lógico es pensar que ya estaba presente en el principio.

Como he dicho antes, ya fuera como un segundo elemento junto con la energía que explosiona, o bien entendiendo que esa energía preexistente y la consciencia eran la misma cosa, en cualquier caso, repito, llegamos al mismo punto, HE AQUI DIOS.

(A Dios nadie lo vio jamás, solo aquel que procede de Dios, ese ha visto a Dios)

Analicemos entonces aquí esta realidad: Si esa energía preexistente era consciente, tenía voluntad de actuar, tendríamos aquí el principio de todas las religiones que intentan explicar nuestra realidad trascendente.

Probablemente los conceptos  resultaban tan inabarcables que se cometió el error de definir el proceso diciendo que Dios creó el mundo, cuando probablemente se debió decir que Dios se convirtió en el mundo.

De nuevo tenemos que echar mano a esos conceptos que, durante milenios, los maestros trascendidos nos han ido legando.

Todas las tradiciones espirituales, de una u otra forma, nos han dicho que "Como es arriba es abajo, que como el microcosmos el macrocosmos, que como es adentro es afuera"

Recuerdo que hace algún tiempo colgué en este blog un hermoso video que hacía un recorrido desde un electrón hasta una estrella distante, atravesando para ello todas las capas de la realidad, desde lo más microscópico hasta la inmensidad del  universo. El autor de este video hacía ese viaje para  demostrarnos que el microcosmos era igual al macrocosmos, de hecho la imagen que abre el video es idéntica a la imagen final.

La geometría fractal por otro lado, también nos ha venido a demostrar que en el universo, cada parte autoreplica al todo (a su imagen y semejanza)

Por eso cuando algún yogui, místico o maestro, meditando o en éxtasis, ha alcanzado por un momento algo parecido a la iluminación, siempre lo describen de la misma forma (De pronto sentí que no tenía límites, que mi ser lo abarcaba todo). También Jesús lo dijo (corta un árbol y me encontrarás, levanta una piedra y allí estaré yo) (estaba en Dios y vuelvo a él).

Pero ¿cómo podemos comprender que somos esa consciencia del todo si nuestra mente solo percibe nuestra pequeña realidad?

Tal vez cogiendo otra de esas frases guía (como el microcosmos el macrocosmos).

¿Por qué no nos fijamos en cómo funciona el milagro de la vida que observamos a diario?

Un óvulo es una célula (como antes con el Big Bang, también aquí ignoramos cuando aparece la consciencia).  De pronto ese óvulo, al juntarse con el espermatozoide, comienza a dividirse.

En la primera fase de crecimiento del embrión, todas y cada una de sus células contiene la información de la totalidad, es igual a la totalidad.

Sin embargo hay un momento en este proceso de desarrollo, cuando se comienzan a crear los órganos, en el que algo dentro de cada célula restringe la mayor parte de la información, dejando solo aquella que será útil para el nuevo cometido de esa célula.

Así las células del hígado solo tendrán la información de este órganos, e igualmente pasará con cada órgano.

Es seguro que esta restricción de información no solo está justificada, sino que es imprescindible para que cada célula realice correctamente su función.

Probablemente sea ese el motivo por el que cada uno de nosotros solo somos conscientes de nuestra pequeña realidad en esta vida.

Pero, y aquí hay una reflexión importante, cada célula y cada órgano es imprescindible para que la totalidad sea viable, y sobre todo, cada una de esas células es susceptible de recuperar esa información y convertirse en una célula madre.

Imaginaros ahora, que en un momento determinado, las orgullosas e importantes neuronas deciden que las células del páncreas están equivocadas, que no tienen ni idea de la realidad del  cuerpo y que además son peligrosas porque pueden confundir a las células del hígado o a las de los riñones. Entonces estos vigías salvadores del cuerpo, deciden que hay que aniquilar a las células del páncreas, o tal vez encarcelarlas, aislarlas o enseñarles una nueva doctrina.

En cualquier caso las células del páncreas dejan de ser libres, de hacer su función o el último caso son aniquiladas.

¿Os suena de algo? ¿sabéis como se llama esto?

Se llama CÁNCER.

Y ¿sabéis porque al principio de este artículo definía el integrismo no solo como salvaje sino ESTÚPIDO?

Pues porque cuando las neuronas terminen su trabajo y acaben con el páncreas, el cuerpo  morirá y con él el cerebro y las orgullosas neuronas.

A lo mejor de esta forma llegamos a entender que lo que GOLPEA A UNO HIERE A TODOS.